ESTUDIO DE LAS POSIBLES ALTERNATIVAS EN UN ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL
Alternativas técnicamente viables que se deben considerar en la redacción del Estudio de Impacto Ambiental. Análisis de las mismas. Alternativa Cero. Justificación de la solución propuesta.
El estudio de las posibles alternativas al proyecto en los Estudios de Impacto Ambiental aparece reflejada en el Anexo VI de la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental. En dicho anexo se indica:
Examen de alternativas del proyecto que resulten ambientalmente más adecuadas, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1.1.b) que sean técnicamente viables, y justificación de la solución adoptada.
a) Un examen multicriterio, estudiado por el promotor, de las distintas alternativas que resulten ambientalmente más adecuadas, y sean relevantes para el proyecto, incluida la alternativa cero, o de no actuación, y que sean técnicamente viables para el proyecto propuesto y sus características específicas; y una justificación de la solución propuesta, incluida una comparación de los efectos medioambientales, que tendrá en cuenta diversos criterios, como el económico y el funcional, y entre los que se incluirá una comparación de los efectos medioambientales. La selección de la mejor alternativa deberá estar soportada por un análisis global multicriterio, donde se tenga en cuenta, no sólo aspectos económicos, sino también los de carácter social y ambiental.
b) Una descripción de las exigencias previsibles en el tiempo, en orden a la utilización del suelo y otros recursos naturales, para cada alternativa examinada.
c) Respecto a la alternativa 0, o de no actuación, se realizará una descripción de los aspectos pertinentes de la situación actual del medio ambiente (hipótesis de referencia), y una presentación de su evolución probable en caso de no realización del proyecto, en la medida en que los cambios naturales con respecto a la hipótesis de referencia puedan evaluarse mediante un esfuerzo razonable, de acuerdo a la disponibilidad de información medioambiental y los conocimientos científicos.
Este apartado es uno de los que encuentra más dificultades prácticas de ser llevado a cabo. El promotor suele presentar un proyecto casi cerrado cuyos planteamientos básicos hay, normalmente, que mantener. El estudio de alternativas medioambientales en la fase de idea o anteproyecto sería de gran utilidad dado que todos los cálculos posteriores se basan en la solución adoptada inicialmente, pero este caso casi nunca se da, excepto en proyectos de grandes proporciones.
Las alternativas propuestas al proyecto deben de ser siempre técnicamente viables y económicamente asumibles. Un estudio de casos hipotéticos, pero sin solución posible dentro de la ingeniería o construcción, carece de ninguna utilidad. De igual forma las alternativas que cuestionen la viabilidad económica de un proyecto solo deben de ser abordadas en los casos en los que prima una utilidad de tipo social, cultural o ecológica y que van a recibir aportaciones extraordinarias por parte de las diferentes administraciones que permitan que la construcción o funcionamiento sean asumibles.
Las alternativas conceptuales básicas suelen quedar descartadas, por motivos obvios, en la realidad. Un gaseoducto no puede ser enfrentado a una planta de biomasa cuando el proyecto presentado lo realiza una empresa instaladora de gas.
Las alternativas constructivas si pueden ser consideradas con frecuencia, y en mayor medida cuanto mayor es la oposición al proyecto o cuando el mismo se desarrolla en espacios naturales de interés. La presión de las Administraciones y las asociaciones ciudadanas o ecologistas suelen hacer viable la consideración de alternativas con obvias mejoras medioambientales pese a su elevado coste económico, aun en fases tardías del desarrollo de un proyecto.
Las alternativas deben de contemplar el proyecto en conjunto o alguna de sus características relevantes a efectos medioambientales. Valga como ejemplo la construcción de una casa en un entorno protegido; una alternativa a considerar sería la ubicación, pero otra igual de válida el aspecto exterior de la misma a efectos paisajísticos. Considerar alternativas que son a priori idénticas a efectos medioambientales carece de sentido práctico.
Hacer notar que las alternativas deben de contemplar los efectos no solo durante la fase de construcción sino también durante la vida útil del proyecto.
Y matizar que en muchos casos, a efectos prácticos, la consideración de diferentes alternativas supone una cantidad de variables tan amplio que no se puede dar una solución óptima sin considerar un margen de error inaceptable; aun así muchas veces una de las alternativas tiene un grado de diferencia medioambiental sobre las demás que permite aceptarla o descartarla sin posibilidad de error.
Por último concretar que en la comparación de alternativas se debe considerar siempre la situación sin proyecto o alternativa cero, que consiste en comparar cualquier tipo de actuación a efectos medioambientales con la situación inicial de partida.